miércoles, 5 de septiembre de 2012

Agosto 2012

Yván y Chicho en Valdezorras
Una de las tardes de agosto Yvan Pinto y yo nos encontrábamos en el piso de Valdezorras donde viven algunos de nuestros hermanos que practican Parkour, estábamos teniendo nuestro Grupo de Crecimiento, concretamente contestando preguntas comprometidas acerca de como estábamos viviendo nuestra fe en la vida cotidiana. De repente nos interrumpió la visita de dos jóvenes (un chico y una chica) que entraron en el salón donde nos encontrábamos. Pensamos que lo apropiado era no seguir contestando las preguntas, ya que estas son comprometidas y es por ello que se realizan en grupos pequeños y con personas del mismo sexo, sin embargo, nuestros hermanos "parkurianos" nos miraban a Yván y a mi con caras de que debíamos seguir con nuestro objetivo aun con la visita presente. Así lo hicimos; les explicamos que éramos cristianos que buscamos vivir nuestra fe en la vida diaria y que precisamente por eso cada semana evaluamos nuestras vidas juntos, con el fin de ayudarnos a seguir el Camino de Jesús. Fue una sorpresa comprobar que nuestros visitantes decidieron participar en el grupo contestando ellos mismos las preguntas con gran sinceridad. La chica dijo: "tengo una pregunta para vosotros, ¿por qué creéis en Dios?", nosotros también teníamos una pregunta para ella "¿por qué no crees en Dios?" Después de reconocer que realmente no tenía muchas razones para no creer, le expliqué que es en la propuesta de Jesús para nuestras vidas donde he encontrado que creer en Dios tiene sentido... Yván se levantó y volvió con un cubo lleno de agua, se arrodilló y le lavó los pies a la chica mientras le contaba que su razón para creer en Dios estaba relacionada con lo que Jesús hizo un día con él. El chico nos compartió momentos en los que Dios se reveló a su vida a través de su abuelo, y acabamos orando por aquellos dos jóvenes visitantes mientras manifestaban lágrimas y gozo en sus rostros.

salto de uno de los chicos
Esta es una de las muchas historias que pudiéramos compartir, lo cierto es que estamos comprobando cada día que si aligeramos nuestros equipajes para colaborar con Dios en la restauración de un mundo roto, sin darte cuenta acabas liberado de eventos, programas y actividades y ligero para saltar a un mundo de aventuras apasionantes. En agosto Sylvia ha comenzado a andar en un nuevo grupo de crecimiento con dos amigas de Coria del Río y  estamos orando porque hay posibilidad de que empiece uno más con dos chicas de la provincia.

orando juntos en el ImPulso de agosto
Tuvimos nuestro ImPulso del mes, donde nos visitaron amigos queridos desde Zaragoza: Carlos, Conchi y su hijo David. También nos visitó la chica a la que Yván lavó los pies a principio de mes. Fue un tiempo especial donde cantamos juntos, oramos, compartimos nuestras conclusiones de 1ª y 2ª de Tesalonicenses (ya que fueron las cartas que leímos una y otra vez durante julio y agosto), comimos, reimos y charlamos sobre como Dios nos está dirigiendo y ayudando a ser iglesia en medio de unos tiempos difíciles pero muy interesantes.

nuestra tía Ethel
Además hemos podido relacionarnos mejor con nuestros vecinos, ya que Sylvia les ha dado clases de sevillanas a una pareja a punto de casarse. Nos hemos reunido para comer, compartir y orar juntos con dos parejas cristianas que viven cerca de casa y hemos tenido la visita de nuestra querida tía Ethel que siempre es una gozada tenerla en casa, recibir su cariño y aprender de su experiencia y espiritualidad. Hemos celebrado el cumpleaños de Iván, uno de los chicos que se bautizó en septiembre y de nuestra querida Elena. Por otro lado Keyla tuvo una gastroenteritis de tipo vírica que nos pasó a Sylvia y a mi generosamente. Gracias a Dios estamos ya recuperados y Keyla ha vuelto a comer bien como de costumbre. Justo el 1 de agosto dió sus primeros pasos y ahora no hay quien la pare paseando por todos los rincones, está para comérsela.